El arte barroco nació vinculado a la
Roma de los papas y se desarrolló en Europa y América Latina
durante los siglos XVII i principios del XVIII. El término barroco
significa “perla imperfecta”, usado despectivamente por los
neoclásicos. El barroco se opone al equilibrio, la sobriedad y el
racionalismo del Renacimiento a favor de la fantasía y la
fascinación. Es un arte de propaganda religiosa y política
(Contrarreforma). Sus rasgos más característicos son:
Búsqueda del movimiento, tanto
real como imaginario.
Importancia de la luz y los
efectos lumínicos.
Tendencia a la teatralidad y a la
fastuosidad.
Fusión de la arquitectura, la
escultura y la pintura.
ARQUITECTURA
Los edificios se consideran
grandes esculturas.
Aparecen dos nuevos órdenes: el
ondulante (o toscano) y el gigante.
La fachada no se ve como un
elemento añadido, sino como una parte del conjunto.
Las fachadas suelen tener dos
campanarios.
Uso de plantas ovales, elípticas
y de formas geométricas.
Los techos de las iglesias suelen
ser bóvedas de cañón.
Las curvas y las superficies
onduladas sustituyen las rectas y a las superficies planas.
Estudio del contraste de la luz y
su aplicación en las obras para dar más teatralidad.
La decoración arquitectónica es
fundamental (destacando las volutas).
Importancia de las escaleras y las
galerías en los interiores.
Tipología: iglesia (poder
religioso) y palacio (poder real), así como avenidas y plazas en el
ámbito civil.
ESCULTURA
Gran dominio de la técnica.
Esquemas libre y cánones más
esbeltos que los del renacimiento.
Captación del movimiento, del
momento exacto.
Gusto por la teatralidad.
Gestos enfáticos y vestidos
amplios y aparatosos, que favorecen al claroscuro.
La escultura se encontraba tanto
subordinada a la arquitectura como aislada.
Temática: religiosa, mitológica
y funeraria.
PINTURA
Realismo.
Representación del movimiento
mediante composiciones complejas.
Auge de la decoración
ilusionista.
Difusión del bodegón (naturaleza
muerta) y de las vanitas.
La arquitectura
barroca en Italia se decantó por los palacios y por los templos, y
determinó la concepción general del estilo barroco.
Una de las grandes
obras es la transformación de la
Iglesia de San
Pedro, por Carlos
Maderna,
quien prolonga la planta de cruz griega.
Dispone una especie de nártex y levanta entre el una gran fachada
con frontón central y ático coronado por estatuas.
Los
verdaderos creadores del estilo son Bernini
y Borromini,
y es con ellos que llega a su apogeo. Del primero, es famoso el
Baldaquino de San Pedro
que cubre el altar situado sobre la tumba del apóstol. Es un
templete sobre cuatro columnas de fustes troncados en especial
(columnas salomónicas). También destacan entre sus obras la
Columnata de San Pedro,
la Plaza de San Pedro
y el Palacio Bernini.
De Borromini, destaca la Iglesia de
San Carlo alle Quattro Fontane, con
juegos de columnas ondulantes y el volumen a partir de motivos
geométricos.
También destacan
Longhena
(Basílica de Santa María della
Salute), Guarini
(Capilla de la Sábana Santa,
de cúpula califal), Juvara
(Palacio Stupinigi)
y Vignola
(Il Gesú,
de planta basilical).
La arquitectura barroca en Francia será
sobretodo palaciega, y en cuanto a los exteriores, generalmente de
composición muy clásica, con grandes jardines. El gran
arquitecto de esta época es Hardouin
Mansart, autor de la Iglesia
de los Inválidos, cuya cúpula es
de doble tambor. Pero donde más sobresale es en el Palacio
de Versalles. La
edificación se extiende a ambos lados, formando dos alas muy
prolongadas. El interior del palacio es una interminable sucesión de
salones ricamente decorados. Si la arquitectura francesa presenta en
el exterior escasas novedades respecto a la italiana, en la
decoración interior su importancia es notable.
La arquitectura
barroca en España seguirá siendo palaciega, y concederá
importancia al concepto de plaza mayor. Presenta una evolución en la
arquitectura religiosa a lo churrigueresco. Entre los más grandes
creadores del barroco español figura
Churriguera.
Éste pertenecía a una larga familia de arquitectos y trabajó en
Madrid y Salamanca. Una de sus obras más destacadas es la Plaza
Mayor de Salamanca.
También destacan
otros arquitectos como Casas
y Novoa, con la fachada
del Obradoiro,
Gómez de la Mora,
con la Plaza mayor de Madrid,
o Juvara
(Palacio Real,
La Granja).
Las
características de la escultura barroca en Italia son:
Naturalismo:
Se pretende representar las cosas tal como son (predominio del
realismo).
Dinamismo:
Se da mucha importancia al movimiento. Para representar este
movimiento se recurre a estructuras diagonales, a líneas curvas
sinuosas y a la captación del instante.
Contrastes
lumínicos.
Los
materiales empleados en la escultura barroca en Italia son
preferentemente el bronce y el mármol. En cuanto a los temas
tratados, predominan muy especialmente los religiosos, aunque también
hay temas mitológicos y retratos.
El principal autor es Bernini,
y sus obras más representativas son Apolo y Dafne, El
éxtasis de Santa Teresa, Eneas abandonando Troya,
El rapto de Proserpina, El David y los
sepulcros de Urbano VIII y Alejandro VII.
En Francia se desarrolló una escultura
oficial y decorativa de tendencia Academicista. Las esculturas son
una exaltación de la monarquía (visión divinizada del rey), y a
veces tratan temas mitológicos. El principal autor es Giardon,
cuya obra más representativa es Apolo servido por ninfas.
En España predomina una escultura
básicamente religiosa, con fines de propaganda política. Las
esculturas se caracterizan por el realismo y dramatismo, la
policromía, postizos naturales o artificiales y por ser esculturas
vestideros. El material más utilizado es la madera, lo que permitía
transportarlas en pasos procesionales. Los principales focos son:
Castilla: Destaca Gregorio
Fernández en Valladolid, con su obra más
representativa, Cristo yacente.
Andalucía: Destaca
Martínez Montañés (Sevilla)
con su obras Cristo de la clemencia o San
Jerónimo, en la cual utiliza la técnica del “estofado”
(calentar la madera). En Granada destacan Alonso
Cano y Pedro de Mena
(Magdalena penitente)
Murcia: Destaca Salcillo
con Oración en el huerto.
Madrid: Destacan los
Churriguera.
En Italia se desarrollarán 3
tendencias:
Naturalismo: modelos
tomados de la vida cotidiana, composiciones complejas, contrastes y
efectos lumínicos (tenebrismo) y teatralidad.
Clasicismo: belleza
idealizada, equilibrio y harmonía.
Decorativismo: Frescos como
decoración arquitectónica, perspectivas aéreas, auge ornamental y
sensación de amplitud.
El autor más destacado es Caravaggio,
que refleja el realismo y el tenebrismo en sus obras: Joven con
cesta de frutas, La vocación de San Mateo,
Muerte de la Virgen, Conversión de San Pablo,
Amor triunfante. También destacarán otros autores como los Carraci
(Los amores de los dioses), Pozzo,
Tiépolo (Pintura decorativista)
o Artemisia (Judit y
Holofernes).
En Flandes, de población católica y
dependencia de la Corona española, se desarrollará una pintura
religiosa, así como una pintura mitológica decorativa. Destacan los
retratos y la pintura de género (escenas cuotidianas).
El principal representante de la
pintura flamenca es Rubens, cuyas
obras más representativas son: Las tres gracias, El
juicio de Paris, Descendimiento de la cruz y
Adoración de los reyes magos. También destacará Van
Dyck, con retratos como el de Carlos I Cazador.
En Holanda, de población protestante e
independencia política, se desarrolló una pintura destinada
fundamentalmente a la demanda burguesa. La pintura religiosa es de
pequeño tamaño, y destacan los retratos (individuales o
colectivos), la pintura de género, paisajes y bodegones. Destacan
tres autores principales:
Por un lado Rembrand,
intérprete excepcional de la naturaleza humana, maestro de la
técnica, no solo de la pintura, sino también del dibujo y el
grabado. Utiliza el claroscuro y cultiva todos los géneros. Sus
principales obras son: La ronda de noche, La
lección de anatomía del profesor Tulp, El buey
desollado, Autoretrato.
Por otro lado Frans
Hals, que, junto a Rembrand y a Velázquez, desarrolla una
técnica de pinceladas muy sueltas, que reflejan una gran maestría
con el pincel y dotan de realismo a la obra. Una de sus obras más
representativa es Caballero sonriendo.
Finalmente Veermer,
que, a diferencia de los dos pintores anteriores, notiene la
pincelada suelta. Sus obras más importantes son: La lechera,
La encajera, Vista de Delft, El
pintor en su estudio, Señora escribiendo una carta.
En España se desarrolló una pintura
de temática sobretodo religiosa, escaseando la mitológica
(Velázquez), toda de un gran realismo. Destaca la abundancia de
bodegones y vanitas, así como de retratos para la corte. La pintura
barroca en España se desarrolló en 3 focos:
VALENCIA
Debido al contacto con el Mediterráneo,
se vio enormemente influenciada por la pintura italiana. Destacan dos
grandes pintores: Ribalta
(expresionismo de los rostros, claroscuro y predominio del color) y
Ribera, cuyas obras más
representativas son: El patizambo, Martirio de San Felipe
y La mujer barbuda. En ellas se observa el naturalismo
y el tenebrismo.
ANDALUCÍA
Uno de los autores más destacados es
Zurbarán (Sevilla), que elabora
obras dotadas de sencillez, realismo y claroscuro. Su principal obra
es Cristo en la cruz. También destaca Murillo,
que cultiva una pintura tanto religiosa como doméstica, dotada de
naturalismo y color, que muchas veces representa retratos de pícaros,
como en Niños comiendo racimo y melón. Otros autores
importantes son Alonso Cano
(belleza idealizada) y Valdés Leal
(vanitas).
MADRID
Velázquez
es el pintor más representativo del barroco español, demostrando un
dominio de la técnica con el pincel que se ve reflejada en numerosas
obras de gran calidad.
Su trayectoria artística se divide en
diferentes etapas:
Etapa sevillana: Vieja
friendo huevos (pintura religiosa y de género).
Primera etapa madrileña.
Primer viaje a Italia:
Fragua de Vulcano (influencia mitológica).
Segunda etapa madrileña:
La rendición de Breda o Las lanzas.
Segundo viaje a Italia: La
villa de Medici, La Venus del Espejo y Retrato del
papa Inocencio X.
Etapa final: Las meninas
y Las hilanderas.
Entre sus obras destacan: Las
Meninas, Paisaje de la Villa Medicis, Vieja Friendo
huevos, El triunfo de Baco, Retrato ecuestre del
Conde-duque de Olivares, La rendición de Breda, La
fragua de Vulcano, La Venus del espejo, Las hilanderas,
Retrato del papa Inocencio X.
El rococó predominó en Europa a
mediados del siglo XVIII y fue el preferido de la aristocracia. Las
obras más representativas de este estilo se dieron en la
ornamentación, la arquitectura y la pintura.
En el ámbito arquitectónico
representó la intensificación decorativa de los interiores de los
edificios y el gusto por el detalle. Un ejemplo sería la Sala
Gasparini del Palacio real de Madrid.
La pintura destacó por la
intranscendencia de los temas (fiestas de nobles, amor, etc.) y la
palidez cromática. El principal autor es Fragonard,
cuya obra más representativa es El columpio.