domingo, 16 de octubre de 2011

Bisonte de Altamira


BISONTE DE ALTAMIRA

En la cueva de Altamira, población situada en las proximidades de Santillana del Mar, región de Cantabria, se encontraron en el año 1879 pinturas rupestres. Fueron encontradas por María Sautola, hija de Marcelino Sanz de Sautola. Un descubrimiento histórico-artístico anónimo de primer orden ya que son las primeras manifestaciones pictóricas de nuestros antepasados. Estas obras se datan entre 15000 – 12000 a.C, perteneciendo al período Magdaleniense III.


Dicha cueva , mide 270m desde la entrada hasta el fondo, donde se pueden distinguir dos zonas :
-Sala de la entrada donde desarrollaban la vida los hombres primitivos.
-Sala de las pinturas, la cual se califica como “Capilla Sixtina”, del arte cuaternario, por contener la manifestación más extraordinaria del arte paleolítico.
Encontramos por toda la cueva estas pinturas, pero sin lugar a duda, las más emblemáticas son las que se encuentran en la “Capilla Sixtina” ya que si la pintura rupestre de este período es el ejemplo de una gran capacidad artística, la cueva de Altamira representa su obra más sobresaliente. Estas pinturas siguen las características de la “escuela francocantábrica”, caracterizada por el realismo de las figuras representadas. Contiene pinturas polícromas, grabados, pinturas negras, rojas y ocres que representan animales, figuras antropomorfas, dibujos abstractos y no figurativos.
Se destaca de estos murales que no existen pinturas de humanos, sólo se aprecian animales como bisontes, caballos, cabezas de toros. Sin embargo, encontramos el contorno de manos y signos antropomorfos. Dibujaban lo que veían, un simple objeto, nunca pretendían mostrar una escena a través de la imagen.
La esencia de estas pinturas son los bisontes, ya que hay gran abundancia de representaciones de este animal. Hacían uso de las rocas caliza y porosas para que la pintura penetrara mejor en la roca. Con sangre de los animales que cazaban, la técnica grasa y aceite pintaban el interior del animal. De este modo, conseguían colores ocres y rojos. El color negro del contorno de las pinturas lo obtenían de los restos de las hogueras, el carbón.
Pretendían dar el máximo realismo posible, por este motivo buscaban rocas salientes y en ese lugar dibujaban la parte delantera del animal, para dar un efecto óptico de movimiento y profundidad. También detallaban mucho, para ello usaban plantas o colmillos de los bisontes , con esto perfeccionaban los ojos, patas incluso el pelo.

La función de estas ilustraciones no está realmente aclarado, por este motivo hay diferentes ideas. Según Herni Breuil, las creaban para procurar la supervivencia y conseguir el dominio sobre el medio natural en que vivía el hombre del Paleolítico. Otro autor como Laming, introducían la idea que el arte del Paleolítico representado en las cuevas indica el carácter de santuario del lugar que permitía suponer un sistema religioso. También se cree que los retrataban porque era lo único que les interesaba y lo querían conseguir. Y, por otro lado, García Guinea opina que en aquellas paredes hay gravado el misterio de la vida y la muerte.

Las ilustraciones de la cueva de Altamira, son pinturas anónimas, las más antiguas que hemos podido encontrar, y nos ha podido permitir conocer algunos detalles sobre la vida de nuestros antepasados. Sólo dibujaban animales, nunca humanos ni escenas, sin importarles la dirección de orientación del animal. Buscaban representar la máxima realidad detallada, aprovechando los relieves de las rocas.


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